¡Mi graduación!

“Si se entiende la Arquitectura como un arte, merece la pena dedicarle la vida entera” - Arq. Santiago Calatrava.

El día de ahora, como a media tarde, durante el cumplimiento de mis obligaciones diarias en mi trabajo desde casa. He estado pensando, tratando de decidir si debía hacer lo que estoy haciendo. Tomando en cuenta tantos factores negativos que podrían tender a opacar lo que para mi es hoy es un sueño cumplido.

Es una acción que, con mucho afán, he querido hacer desde hace tanto. Después de haber compartido tantas alegrías de los logros y proyectos que han desarrollado tantos de ustedes, colegas y amigos, entre catedráticos y compañeros de universidad. Ahora, por fin puedo vivirlo en carne propia y a pesar de que ya era una meta cumplida desde hace más de ocho meses, entre tramites, correos y gestiones con la universidad, el día de ahora, ya puedo decir, con el título en mis manos: “¡Lo he logrado!”

Aunque no ha sido en las mejores circunstancias, hay tantas cosas que siento que rebotan en mi interior, sentimientos, ideas y pensamientos en mi mente y mi corazón. No se si, habría sentido lo mismo que yo estoy sintiendo en estos momentos o si será distinto el hecho de recibirlo en un escenario, con toga y birrete. Y, Sin embargo, lo esencial del hecho esta: Tengo el titulo en mis manos.

El camino ha sido difícil, entre las dificultades y obstáculos superados, siempre estuvo el de la gente que no entendía porque tanta perseverancia y afán, imagino que se habrán preguntado: ¿Por qué arquitectura? ¿Por qué no elige otra cosa? Parece como que no es lo suyo. Y tendrán razón en pensarlo, yo alguna vez lo hice y efectivamente la respuesta siempre era la misma, la arquitectura no es para mi una carrera o simplemente una vocación profesional, es todo mi ser, parte de mi identidad, que ya era muy tarde y no podía cambiar, haberlo intentado hubiese sido como un intento de suicidio y quien sabe si lo hubiera logrado.

Término este blog, agradeciendo primeramente a todos los que comparten una pequeña porción de este logro en sus vidas y que sin ellos no hubiese sido posible. En primer lugar, a Dios y al Opus Dei, que son la razón principal por la cual nunca me rendí; Luego a mis padres, que comparten parte de ese sentimiento y por quienes la opción de desistir no era una opción; EN tercer lugar a mis hermanos que siempre estuvieron ahí, en más de alguna ocasión acompañaron mis desvelos; a mis amigos, compañeros de colegio y de universidad,  que se han convertido en hermanos; En tercer lugar, a mis catedráticos, con quienes   parece que se  ha comenzado una buena relación de amistad y a quienes  al fin puedo llamar “Colegas” y  en último lugar, pero no por eso menos importantes, a los ahora colegas que siempre estuvieron ahí, apoyando, impulsando y hasta corriendo  con nosotros (Todos los que nos graduamos este año), a la Vane y al Chele, que  desde la trinchera de Arkitekt hasta madrugaban en las semanas de parciales y entregas, espero que  a pesar de las dificultades que este 2020 ha traído puedan seguir ayudando  a las nuevas generaciones y no se rindan.

Y a las nuevas generaciones de arquitectos, no me queda más que decirles a que no se rindan nunca, aunque la gente les diga o piense que ya no vale la pena, si vale la pena y mucho.

¡Muchas gracias!




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